Ser triple campeona del mundo, cuatro veces campeona de Europa y campeona olímpica son logros al alcance de muy pocas personas en el mundo. Conseguirlo en bádminton sin ser asiática es algo casi imposible pero pocas personas tienen una determinación como la de Carolina Marín, que empezó a jugar con 8 años porque una amiga le animó y no ha parado hasta convertirse en una leyenda del volante. «Era muy mala», confiesa cuando echa la vista atrás. Su sonrisa no delata que lleva meses de trabajo para recuperarse de la lesión en el ligamento cruzado de la rodilla derecha el pasado 27 de enero durante la final del Indonesia Open. «La pierna ya ha recuperado su nivel muscular y mi rodilla está respondiendo muy bien. Solo puedo sacar cosas buenas de este proceso ya que me ha hecho mejorar muchos aspectos tanto a nivel persona como a nivel deportivo. Espero ser incluso mejor que antes».
El Mundial, que se disputa del 19 al 25 de agosto en Basilea (Suiza), es una cita importante para la onubense, que va a comenzar el próximo septiembre un curso superior en dietética y nutrición, pero su objetivo real son los Juegos de Tokio. Este proceso se lo ha tomado con un aprendizaje, en el que ha logrado sobreponerse a otro obstáculo y sobre todo «a desarrollar la paciencia, algo complicado para mí porque soy una persona muy nerviosa y activa». No para quieta y entre risas dice que visualiza un gran futuro por delante. «Yo creo que no tengo límite (ríe). Quiero construir una casa sin techo y esperamos que sea con un futuro largo y que venga con muchos títulos».
Se toma los retos con paciencia aunque no oculta que hay dos fechas marcadas en el calendario: Tokio 2020 y el Campeonato del Mundo de 2021 que se disputará en
Huelva, en el Palacio de los Deportes que lleva su nombre. Aunque es un deporte individual, Carolina siempre habla en plural y de «equipo», porque incluye a Fernando, una figura decisiva en su vida y que no es un simple entrenador; Guille, el preparador físico y María, su psicóloga «con la que hablo todos los días de cómo va el proceso». Su capacidad mental es casi superior a su juego. Este lesión "desde luego para mí ha sido como un obstáculo más en mi camino. Es algo que le pasa a un deportista pero afortunadamente nunca había tenido una tan grave ya que aunque he tenido alguna pero ninguna que me quitase tanto tiempo sin competir (la lesión más grave fue una fractura en el pie derecho por estrés a un mes del Mundial de 2015 que finalmente acabó ganando) y lejos de la pista. La verdad es que mentalmente me estoy encontrando muy bien, sólo me vine abajo en el momento que me enteré que tenía roto el ligamento de la rodilla porque me imaginé que estaría un año fuera de la competición".